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Buscan nueva alternativa de manejo de enfermedad que afecta al kiwi

Luego que investigadores de la Facultad de Agronomía se adjudicaran 84 millones de pesos para continuar con la segunda etapa de un proyecto Fondef IDeA para desarrollar un bioinductor de resistencia para el control de la conocida enfermedad “Cancro bacteriano del Kiwi” causada por la bacteria Pseudomonas syringaepv. actinidie (PSA) y que provoca serios problemas a la producción de este frutal.

De acuerdo a lo manifestado por el académico del Departamento de Producción Vegetal, de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción, Dr. Ernesto Moya, a partir de los resultados obtenidos en la primera parte de la investigación, donde se desarrolló un prototipo de este bioinductor que redujo el daño de la enfermedad bajo condiciones controladas,  se continuará el trabajo desarrollado para su validación en huertos comerciales. En la primera etapa, se desarrolló una plataforma de genes para estudiar las respuestas de defensa de la planta de kiwi a compuestos inductores de este fenómeno en plantas y se definieron los microorganismos candidatos para controlar la bacteria PSA.

“Parte del proyecto son los resultados que obtuvieron en la primera etapa que muestran que tenemos bacterias que son capaces de inducir genes de resistencia en plantas de kiwi y que, además, producen compuestos antimicrobiales que inhiben el crecimiento de las bacterias lo cual hemos validado principalmente bajo condiciones in vitro y en plantas en maceta, entonces ahora vamos a empezar a validar en ensayos de campo en conjunto con la empresa Bio Insumos Nativa. La idea es poder asociar nuestros  productos a los suyos y ver si podemos conseguir sinergia utilizando productos biológicos para poder lograr un control más efectivos de la enfermedad”, explicó el Dr. Moya.

El “Cancro bacteriano del kiwi” causado por la bacteria PSA, causa cancros en el tejido vegetal, manchado en hojas, aborto floral y sobre todo en variedades de kiwi amarillo, puede generar la muerte de las plantas. “Esta enfermedad está asociada a un brote epidémico que surgió entre el 2008 y el 2010 en los principales países productores y exportadores de kiwi como son Nueva Zelanda, Italia y Chile.  Desde entonces ha afectado mucho el proceso de producción del fruto. En Chile, la enfermedad fue detectada el 2010 y se ha diseminado entre la Región Metropolitana y la Región del Bio Bío. De las casi 10 mil hectáreas de este cultivo que existen a nivel país, alrededor de 650 hectáreas están ubicadas en la región del Bio Bío”, manifestó el académico.

Con la nueva adjudicación de fondos, los investigadores comenzaron a principios de mes con los trabajos y se enfocarán en 3 pilares. “Primero evaluaremos la capacidad  endofítica que tendrían los bioinductores, lo que ayudaría a controlar la enfermedad reduciendo la capacidad de la bacteria fitopatógena para ingresar a la planta; segundo, validarla como producto comercial en ensayos en terreno y en conjunto con la empresa Bio Insumos Nativa llegar a producirla comercialmente a través de un escalamiento preindustrial. Además vamos a trabajar en la formulación de este bioinductor en el sentido de buscar compuestos que favorezcan la producción de compuestos antimicrobiales por parte de los microorganismos que lo componen. La idea es poder agregarle a la formulación los compuestos que hagan que esta bacteria produzca más compuestos antimicrobiales y así mejorar la eficacia para poder reducir la enfermedad”, agregó el Dr. Ernesto Moya.

Cabe destacar que el principal mercado que tendría este producto es la producción orgánica de kiwi, aunque también es una alternativa para el manejo de la enfermedad en producciones convencionales, ya que lo que existe hoy en día son productos químicos, antibióticos o productos en base a cobre. “Nuestros microorganismos serían inductoras de resistencia, producirían compuestos antimicrobiales y sospechamos de algún efecto endofítico, es decir que podría estar dentro de la planta y cuando ingrese la PSA pueda eliminarla desde el interior de la planta y esto esperamos validarlo en esta nueva etapa del proyecto”, puntualizó el investigador.

Por Francisca Olave