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Considerando cifras estadísticas entregados en el último tiempo por diversas entidades respecto de la realidad laboral, el mundo agropecuario y el rol de la mujer, la académica y directora del Departamento de Producción Animal de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción, Dra. Pamela Williams Salinas y la investigadora asociada al Departamento de Producción Animal, Constanza Gutiérrez Gómez, concuerdan en que existe un prometedor futuro en la industria avícola de la región de Ñuble.

“De acuerdo con los resultados de la Encuesta de Caracterización Económica Nacional (CASEN, 2022) en la región de Ñuble se revela una alarmante brecha de género respecto a autonomía económica, con una tasa de participación laboral femenina del 39,4%, una de las más bajas a nivel nacional. Por otra parte, el ingreso autónomo mensual más bajo de Chile para las mujeres se encuentra en nuestra región, lo que la hace enfrentar desafíos significativos en cuanto a equidad de género en el ámbito laboral y económico. Además, según la misma encuesta, Ñuble ha superado a la Araucanía en términos de índice de pobreza a nivel nacional, con un índice de incidencia de pobreza por ingresos del 12,1%. Estas cifras evidencian la urgente necesidad de abordar la pobreza y sus causas subyacentes en la región, especialmente en grupos femeninos”, comenzó señalando Constanza Gutiérrez, quien agregó que según la Encuesta de Producción de Huevos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE, 2023), la región ha demostrado un potencial significativo en esta área, posicionándose en tercer lugar a nivel nacional en la producción de huevos durante el año 2023.

“Sumado a ello, y si se le compara con la producción a nivel nacional, la región ha tenido un desempeño espléndido. Si la variación porcentual de Chile en términos del total de huevos producidos en 12 meses fue de un 6,7%, Ñuble posee un 24,3%, destacando especialmente en la producción de huevos de color, cuya variación porcentual durante el año pasado fue de casi un 70%. Así, este sector emerge como una oportunidad clave para el desarrollo económico local y regional, donde la mujer podría tener un rol preponderante”, detalló Gutiérrez, anexando al información a lo que ha mencionado la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), respecto a que las aves de corral representan una oportunidad económica para las mujeres, “ya que la cría familiar de aves requiere poca inversión inicial y se integra bien con otras actividades, proporcionando ingresos adicionales sin requerir que ellas abandonen sus hogares o comunidades”, puntualizó.

En este contexto, el proyecto FIC que lidera la Dra. Pamela Williams, denominado «Biocarbón, el diamante de Ñuble para la avicultura», iniciativa financiada por el Gobierno Regional de Ñuble, y que desarrolla en conjunto con la Unidad de Desarrollo Tecnológico de la UdeC, ha llevado a cabo variadas iniciativas bajo esta línea, “destacando un taller de Calidad del Huevo, que reunió a pequeños y grandes productores avícolas de la región, con especial énfasis en convocatoria femenina. Estas mujeres, pertenecientes a las asociaciones Tejiendo Sueños y Chicken Ken, se reunieron en la Facultad de Agronomía de la UdeC con el equipo a cargo del proyecto, para socializar avances del proyecto, y capacitar en aspectos de calidad del huevo con el fin de mejorar y conocer el potencial de su producción”, precisó la académica.

REALIDAD LOCAL

Los estudios realizados dan cuenta que el número de aves tiende a ser reducido (un 81% de los asistentes tenía 100 o menos aves), con un fuerte componente de mano de obra familiar (en un 94,1% de los casos). Además, la totalidad se dedica a la producción de aves de postura (100% de los casos) lo que, en el contexto de producción de huevos descrito anteriormente, indica un potencial nicho productivo a pequeña escala. “Por otra parte, y respecto a las prácticas de manejo, estas incluyen sistemas de pastoreo (lo que las hace atractivas en términos de tendencias de comercialización actuales de producto natural) y atención sanitaria; no obstante, sólo un 24% de ellas practicaba estrategias de bioseguridad, dato que puede ser considerado bajo y problemático, especialmente en contextos como la reciente influenza aviar. Otro aspecto identificado, es que la producción, al ser libre, tiende a ser estacional, siendo prácticamente nula en el invierno”, indicó la Dra. Williams.

En este contexto las profesionales sostienen que estos hallazgos indican un gran potencial en la industria avícola de Ñuble, especialmente para las pequeñas productoras. “Es un sector en auge, donde las mujeres han demostrado organización, conocimiento y desempeño. Sin embargo, también resaltan la necesidad de más estudios y apoyo técnico, particularmente en medidas de bioseguridad, para entender y mejorar las condiciones de producción, así como para promover la equidad de género y combatir la pobreza en la región. Ñuble enfrenta desafíos importantes en estos ámbitos, pero también cuenta con una importante oportunidad de desarrollo económico a partir de este sector. Es fundamental aprovechar estas oportunidades con políticas y programas que aborden tanto las necesidades económicas como las sociales de la región, con especial énfasis en la fuerza laboral femenina en nuestro campo”, puntualizó la Dra. Pamela Williams.

 

Por Francisca Olave Campos

Académico de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción, Dr. Hernán Rodríguez Ríos, especialista en producción avícola, es enfático en señalar que en general y en las zonas donde se ha detectado influenza aviar, el consumo y manipulación de los productos derivados de las aves no implica contagios a las personas con la enfermedad.

Por lo mismo, el académico señala que hasta el momento no hay pruebas de que alguien padezca la enfermedad por consumir carne de ave infectada, si ésta ha sido cocinada adecuadamente.

Por la detección de brotes de gripe aviar en distintos puntos del mundo e incluso uno ocurrido recientemente en la comuna de Chillán Viejo, el académico llamó a la tranquilidad, ya que se están aplicando los protocolos sanitarios pertinentes en estos casos.

“Debemos diferenciar en primer lugar a quienes crían aves confinadas y a quienes crían gallinas en sistema traspatio. En general, la bioseguridad independiente del sistema de producción debe incluir: evitar el contacto físico de las aves del plantel con aves silvestres, usar pediluvios en la entrada principal y de cada galpón, evitar visitas no indispensables a la zona de producción, mantener el alimento concentrado y granos alejado de aves silvestres y otros vectores, como roedores, separar por especies los sitios de producción y crianza, es decir, no mezclar crianza de diferentes especies (patos, gansos, pavos)”, precisó el experto quien además comentó como llegó esta enfermedad viral a nuestro país.

“A Chile, llega la enfermedad debido a la presencia de aves silvestres que migran principalmente desde Canadá, a través de las corrientes cálidas de la atmósfera. Su viaje hasta nuestro país les toma aproximadamente 15 días, llegando en un gran porcentaje entre las regiones de Valparaíso y Bío Bío, específicamente a los humedales. Una vez en Chile, estas aves migratorias comparten hábitat con las aves silvestres chilenas, las cuales diseminan la enfermedad a través del resto del país”.

En este contexto afortunadamente, el Servicio Agrícola y Ganadero, SAG, realiza de manera eficiente un control de la enfermedad a nivel nacional, “y se sugiere enfáticamente que, ante la duda de contagio dentro de un plantel de aves, se le comunique al fono consulta del SAG de su comuna o región”, puntualizó el Dr. Rodríguez

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