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Debido a que el cambio climático genera variaciones en los gases de la atmósfera, en las temperaturas ambientales y con ello aumenta o disminuye la humedad o la sequía de la tierra, existe una incidencia directa en los insectos plaga y enfermedades, que al mismo tiempo causan impacto en los suelos, cultivos y ecosistemas en general.

Así lo explica el académico del Departamento de Producción Vegetal, Dr. Gonzalo Silva Aguayo. “Los cambios extremos en el clima impactan directamente en la generación y/o dispersión de plagas y enfermedades en las plantas. Por ejemplo, hoy en día se están utilizando coberturas en frutales y cultivos donde se busca disminuir el impacto de los rayos solares o el granizo en los frutos, pero algo está pasando con los insectos abajo. Entonces, en teoría, como los insectos se orientan por la luz y si nosotros estamos filtrando luz a través de las coberturas o mallas para poder disminuir el efecto negativo de la temperatura o del granizo, al mismo tiempo, a lo mejor estamos modificando el microambiente del insecto”.

El experto va más allá y señala que la simple salida del fenómeno de La Niña (luego de 3 años, caracterizándose por el aumento de las temperaturas y por ende las sequías) y la llegada de El Niño (que se asocia a mayores precipitaciones en el centro-sur del país), provocan alteraciones en las plagas y enfermedades de las plantas cultivadas.

“Cualquier factor que cambie las condiciones climáticas va a afectar a los insectos. Chile tiene la característica que por tener un clima mediterráneo, el invierno corta todos los ciclos. Por ejemplo, el invierno que tenemos hace que no tengamos mangas de langostas, que son estas nubes de langostas que se ven en otros países, pues nosotros tenemos el insecto pero por una condición climática, afortunadamente no tenemos mangas, como si se registran en Argentina”, explicó el Dr. Gonzalo Silva, quien además destacó que en este contexto cambiante del clima, debe aplicarse más o menos insecticidas.

“Y cuando llegamos al tema de los insecticidas o biopesticidas tenemos un aspecto complejo que se relaciona con la resistencia. Un colega mexicano me preguntó ¿cuántas veces aplicas insecticida contra la mosca blanca?  y le contesté 3-4 veces al año. Me dijo que él lo aplicaba al menos 18 veces en el año, pero porque allá permanece todo el año, dadas sus condiciones climáticas, por lo que han desarrollado mucha resistencia por el uso frecuente de insecticidas. Afortunadamente, el clima que tenemos en nuestro país hace que tengamos menos plagas y resistencia a los insecticidas. En este ámbito Chile no se compara con los problemas que enfrenta Brasil o México que son países más tropicales, pero ojo que si cambia el clima a uno más seco es beneficioso para las plagas, mientras que un año húmedo lo es para enfermedades”, precisó.

Sobre estas temáticas y sus recientes investigaciones estará exponiendo el Dr. Gonzalo Aguayo en el III Simposio Internacional de Parasitología Agrícola, que se realizará próximamente en la Universidad de Colima en México y donde el académico hará una ponencia magistral sobre el “Efecto del cambio climático y algunos manejos de mitigación de altas temperaturas en la artropodofauna asociada a frutales”.

Por Francisca Olave Campos

Conscientes de la importancia e impacto socioeconómico que posee el cultivo de granos es que el Departamento de Producción Vegetal de la Facultad de Agronomía, a través del recientemente incorporado profesor, el Dr. Abdelhalim Khaled está impulsando proyectos de investigación relacionadas con la producción de diversos granos.

Es así como destaca la línea investigativa que busca medir la eficiencia del uso del nitrógeno en el trigo harinero tipo invernal variedad Maxwell, considerando como eje principal el tema del cambio climático en el cultivo de granos. “Nosotros sabemos que por ejemplo el uso excesivo de fertilizantes se relaciona directamente con el cambio climático debido a que promueve la emisión de gases volátiles y que repercuten en el incremento de la temperatura, y/o que con el uso excesivo del nitrógeno se afecta negativamente la actividad de los microorganismos del suelo, lo que provoca desequilibrios en el medioambiente. También en trigo se estima una baja eficiencia del uso del nitrógeno aplicado (casi 33% esta absorbido por la planta).  Esta baja eficiencia esta atribuida a los efectos combinados de desnitrificación, lixiviación y volatilización. Por lo tanto, modificar la forma y el momento de aplicación de nitrógeno puede inducir un mejoramiento en la eficiencia de absorción y que sea más amigable con el medio ambiente, porque además actualmente el gran problema es producir más en pocos espacios de tierra, ya que cada día existe más competencia por el uso de este recurso”, explicó el académico, Dr. Abdelhalim Khaled.

Otra arista importante se relaciona con que los granos son considerados como imprescindibles para garantizar la seguridad alimentaria, y que incluso Chile es uno de los países que más trigo consume. “A nivel mundial Chile se posiciona en el segundo lugar como consumidores de pan (en el primer lugar se encuentra Alemania), con 98 kilogramos per cápita, por eso es muy importante el cultivo de este tipo de granos y hay que centrarse en fortalecer los manejos agronómicos”, manifestó el Dr. Khaled.

PROCEDIMIENTOS

En el desarrollo de esta investigación participa el estudiante de pregrado, Cristian Cifuentes, quien detalla parte del trabajo que se encuentran desarrollando en las dependencias de la unidad de cultivos de la Estación Experimental “El Nogal”. “Tenemos trigo sembrado bajo distintas dosis de nitrógeno. La idea es ver las diferencias fisiológicas, agronómicas y de rendimiento que se da producto del mayor o menor uso de nitrógeno, y mediremos la eficiencia del uso del nitrógeno, lo que se concretará una vez enviemos nuestros resultados al laboratorio para hacer un análisis químico, de calidad y cantidad de nitrógeno”, indicó Cristian Cifuentes.

El trabajo que han desarrollo desde junio pasado ya ha arrojado algunos resultados que son visibles, tal como lo explicó el Dr. Khaled. “Hemos ido notando diferencias relacionadas con el color de la planta que se verifica midiendo el nivel de clorofila. Otros efectos se relacionan con la altura y el área foliar de la planta”, precisó. En febrero del próximo año se realizará la cosecha de las siembras ubicadas en dependencias de la Estación Experimental del Campus Chillán y luego se desarrollarán los análisis de laboratorio pertinentes.

Con este proyecto toman fuerza las investigaciones de la Facultad de Agronomía en el área de la producción de cultivo de granos, aspecto que destacó el director del Departamento de Producción Vegetal, Dr. Richard Bastías. “El consumo de granos o cereales y sus derivados constituye una base importante de la dieta alimentaria, pero detrás de ello existen prácticas de manejo agronómico que son claves para asegurar rendimientos en estos cultivos y especialmente en el contexto actual de cambio climático y seguridad alimentaria. Por ello el trabajo que está desarrollando el profesor Khaled es muy relevante, ya que busca entender las bases fisiológicas para optimizar los procesos productivos de estos cultivos, y de esta manera dar respuestas prácticas al sector agrícola regional y nacional en estas materias, además de formar a nuestros estudiantes en esta línea de trabajo, que es importante para su futuro campo laboral”.

Por Francisca Olave Campos
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