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-Académico de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción, destaca que el rubro debe tecnologizarse para poder ser más competitivo.

Con la finalidad de concientizar sobre los variados valores nutricionales, económicos e incluso culturales de la papa, en diciembre del año 2023 la Organización para la Alimentación y la Agricultura de la ONU (FAO), instauró el 30 de mayo como del Día Internacional de la Papa, el tubérculo que tiene una gran importancia para la humanidad y para la agricultura mundial.

“Es un cultivo originario de América del Sur, de los andes peruanos e incluso de nuestro país ya que tenemos papa nativa y desde este lado del mundo, en siglos pasados, se trasladó a diversos continentes, transformándose en un cultivo de gran importancia a nivel global como fuente alimenticia. Localmente, en Chile, la papa se ha cultivado en todo el país, en el norte aun cuando las condiciones ambientales sean restrictivas, es un rubro que igual se hace y en la zona centro y sur su cultivo ha sido muy tradicional y arraigado como cultivo de la cultura mapuche”, explicó el profesor del Departamento de Producción Vegetal de la Facultad de Agronomía, Dr. Nelson Zapata San Martín.

VARIEDADES

Como fuente de nutrición posee no solo carbohidratos, sino que aporta múltiples micronutrientes entre los que destacan el ácido fólico, hierro, fósforo y potasio. “La papa posee varios compuestos y minerales e incluso proteínas de origen vegetal y vitaminas, lo que la hace un cultivo que no solo aporta calorías, sino que es muy completo y por lo mismo este tubérculo es muy utilizado para alimentar a las personas”, explica el profesor agregando que independientemente de la variedad que sea, su valor nutricional es similar.

“Existen variedades que hemos mejorado a través de la selección genética y en el mundo se estima que existen sobre cinco mil variedades. Nosotros en Chile tenemos cientos de variedades, de hecho, solo en papa chilota nativa, hace algunos años, se inscribieron en el Servicio Agrícola Ganadero, SAG, 280 variedades de este tipo de papa, eso por una parte, y luego están las papas mejoradas o más modernas donde solo en Chile

tenemos más de 50 variedades que normalmente están siendo sembradas por los agricultores y algunas de ellas más presentes en el mercado”, expresó el Dr. Zapata.

Dentro de las variedades más demandadas y transadas en el mercado chileno destacan: Asteric, Rossy, Rodeo, Patagonia y Red Lady. “La demanda se concentra en pocas variedades, porque las mencionadas reúnen las características que son buscadas por los consumidores que prefieren la papa lisa, sin deformidades, con tamaños uniformes y con ciertos colores definidos que, en nuestro caso, en Chile, se prefiere la papa con piel rosada (como Rossy) a diferencia de otras variedades que su cobertura externa o cutícula es más café o menos llamativa. A nivel internacional la papa con piel roja es la menos conocida, de hecho, la papa más cultivada y consumida en el exterior es la papa de piel blanca, la que desde el punto de vista de textura o comportamiento de calidad es muy similar a la rojiza, solo su color de piel varía”, explicó el académico.

IMPORTANCIA DE LA CALIDAD

Considerando lo anteriormente expuesto, respecto a que el consumidor final es determinante, uno de los aspectos claves en la comercialización de este tubérculo radica en su calidad. A través de los años se ha trabajado en potenciar este aspecto para adecuarlas al uso que se les quiera dar, existiendo papas que son óptimas para freír, para cocer o aquellas más versátiles que sirven para todo uso. “Existe cierta ‘especialización’ en papas que son solamente para hacer chips cuya textura y características externas cumplen con ciertos criterios como que al freírse no se pardeen (lo que obedece a que el tubérculo posea altos niveles de azúcares reductores), debe ser una papa madura, de tamaño uniforme, entre otras características que las hacen especialmente indicadas para la elaboración de frituras ya sea chips o papa bastón”.

DESAFIOS PRODUCTIVOS

El cambio climático también afecta a este cultivo, siendo necesario aplicar nuevas estrategias productivas que les permita adaptarse a este nuevo escenario que genera condiciones ambientales que son diferentes. “El avance en mejoramiento genético ha hecho que se generen nuevas variedades, están más adaptadas a este nuevo ambiente que se caracteriza por extremas sequías, calor o frío. Aunque el cambio climático a afectado la producción de papas, al igual que la producción de otros

cultivos, lo que finalmente influye en la disponibilidad del producto en el mercado, lo que más distorsiona el precio es la especulación propia en los mercados”, señaló el investigador quien agregó que el problema de las alzas de precios es particular de Chile porque existe un mercado ampliamente informal. “La informalidad de la mano con la especulación genera alzas desmedidas, algo que también puede deberse a menos producción, porque existe menos superficie cultivada, aunque el precio de este tubérculo hoy en día ya se normalizó porque actualmente un saco de papas de 25 kilos cuesta entre 6 y 10 mil pesos, dependiendo de la zona”, precisó.

Otro de los desafíos se relaciona con el carácter perecedero de la papa. “El tubérculo de papa no se puede guardar de un año para otro. Nosotros no usamos semilla botánica de papa para sembrar en los campos, sino que usamos el tubérculo como semilla, es decir, toda papa que se cosechó este año tenemos que utilizarla de aquí a diciembre, no logra sobrevivir una segunda temporada. La podemos almacenar en condiciones controladas, baja temperatura y con control de gases, pero eso es carísimo, por lo tanto, el desafío es industrializar, ya que nuestro país en este rubro es muy precario”.

Esta misma situación hace que, según lo manifestado por el experto, como país no logremos el autoabastecimiento del producto. “Llega mucha papa importada, como producto congelado o preparados, desde Bélgica, de los países bajos de Europa y algo de Argentina, por lo tanto, en vez de estar comprando esos productos perfectamente podríamos producirlos si tuviéramos industrializado el rubro o con un nivel tecnológico alto y podríamos tener un gran desarrollo en ello y dar otra dinámica en el mercado”.

Finalmente, el Dr. Nelson Zapata agregó otro desafío, el capacitar a los pequeños y medianos productores en diversos temas, como el manejo sanitario, ya que el cultivo se ve afectado por enfermedades como las virosis, entre otras.

“Este cultivo tiene alto potencial productivo, se habla que puede llegar a 100 o más toneladas por hectárea, aunque en Chile hoy en día el rendimiento está en torno a las 30 toneladas por hectárea en promedio. Hace unos 30 años lo que se producía era 10 toneladas por hectárea. Entonces se ha mejorado, pero hay mucho que hacer para potenciar a este cultivo, y para ello se necesita capacitación en mejores prácticas de manejo que es algo que como Facultad de Agronomía UdeC, hemos estado desarrollando a través de los años”, puntualizó.

Por Francisca Olave Campos

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